jueves, 27 de octubre de 2011

AUTOCRITICA

Cuando fui invitada a escribir tuve que optar por  una línea.  Ustedes ya  saben que elegí crítica social, pero el editor cada vez más exigente, está llevando mi pluma directo al corazón.

  Desde que mi princesita y mi niñito amado son chiquitos es que nosotros conversamos de todo, y no porque nos  lo hayamos impuesto como formación, ó quisiéramos imponerles a ellos nuestras ideologías, en absoluto, se nos dio no más.   Somos divergentes y muy apasionados.   Lo único que  les inculqué de pequeños es ver noticias.  Desde que tienen 7 u 8  años es parte de ellos, es un hábito, el mismo de levantarse siempre temprano y llegar a la hora, donde sea y para lo que sea.
Es por esto creo,  y por el aporte genético, que mi princesita quiso desde siempre estudiar periodismo. 
Siempre supe de todos modos que su camino serían las comunicaciones.  Desde su primer día de vida, y lo recuerdo como si fuera ayer, me enseñaron    que ella debía recibir muchos estímulos.  Voces, la voz de su padre y la mía fueron durante largos y angustiantes  46 días  las primeras.   En aquella abrupta separación  y distancia  que se nos produjo al momento de su nacimiento, siempre le conté historias.  Le hablaba de lo mucho que  queríamos estar con ella,  que conociera nuestro hogar, a sus abuelos y a sus tíos. De lo mucho que la amábamos y de lo tanto que teníamos para darle.   A lo largo de sus primeros años y cada vez que por alguna razón, teníamos que volver a separarnos, le llevaba una radio casetera.  Cuando ella estaba de ánimo le gustaba escucharse, se aplaudía, y se dormía muchas veces con el cassette de turno.  Por razones de extremo cuidado no podía  muchas veces  acompañarla todo  el tiempo que mi corazón,  a gritos pedía.
 Le prometí muchas veces, y como dice esa bella canción de Alvaro Torres “ Voy a luchar por ti, para que seas feliz, chiquita mia….a donde vayas tú siempre seré tu luz chiquita mia..y lloraré tu llanto porque tu sonrías chiquita mia……..”
Nunca  dudó de su vocación, ni tampoco hemos sido de esos padres que le hablamos de la saturación del mercado, de la poca paga, de la inestabilidad laboral.  Al contrario, que sea feliz y por último ,  en el camino se superarán  las adversidades.
Los niños han crecido , mis niños están grandes.
Me preocupa sí,  el haberlos tenido siempre tan informados. El problema es  que saben más que yo, piensan y tienen opinión.
El asunto es que hoy por hoy, con tanta información, tantas noticias, tanta historia, no alcanzo a estar tan informada como lo están ellos.  Las redes sociales tienen la información y la noticia al segundo.
Con tanto tema, los almuerzos del fin de semana en mi hogar son un caos.  Hay veces que me dan ganas de pararme y dejarlos hablando solos.  Pero no puedo, soy la mamá.
Cuando el tema que de la nada aflora se torna peluo, yo me hago la loca, y  si más encima tiene que ver con la historia les digo  que ese día no fui al colegio.  Trato de escabullirme. Me hago la que me duele algo, y a veces, hasta  he logrado zafarme del embrollo.
Con el asunto del Colo y la Católica también tuvimos discusión.  Yo creí que era  discutir por discutir no más, porque ninguno es de alguno de estos equipos.  Es más, hasta vimos el partido.  Yo le hice barra a la católica, por supuesto.  Esos flaites que iban con sus hijos, que lucían la camiseta con pasión de hincha..que eran portadores, según las imágenes , de la descomposición humana.  No. con esos no.
Mis hijos con el Colo.
Ellos en el fondo, estaban solidarizando con la gente, con la barra, rechazando  la discriminación.
Me sentí pequeña, de verdad.
¿Quién soy yo para tratarlos de picantes?  ¿Quién era yo ante ellos, con esa desafortunada opinión?
Por supuesto se lanzaron con todo.
De repente  y como siempre  se fueron sumando temas.
Mi niñito amado sacó su pasión y aunque siempre estamos del mismo lado, me enrostró el hecho de que no lo dejo ir a todas  las marchas.  Pero es que son tantas, cómo vas a ir a marchar por marchar . Si la cuestión aquí es la calidad de la  educación.  Lo demás es andar armando boche por boche.
Claro me dijo el cuchi. Boche…boche  fue llevar  a mi mamá… con sus casi 90. Porque ella no se resta… ;  así que él como buen hijo, la tuvo que llevar a la marcha de los católicos, de la iglesia, nunca entendí para qué era.  La cuestión es que la llevó.  Seguro que si yo le pido que me lleve a una……pero en fin, es su mami.
Tampoco podía haberlos autorizado a ir a la marcha de los mapuches, no , de ninguna manera.  Nuestros ancestros, los míos y más aún los del cuchi, les robaron todo.
Así que como yo igual estaba picada, le saqué en cara a mi cuchi que por qué no había llevado a su mamita, española de cepa, a esa marcha.  Por último para que les pidiera perdón más que fuera.
La marcha de los homosexuales , a la que quería ir mi princesa, acompañando a un par de sus buenos amigos..a esa menos..a quién se le ocurre hacer una marcha por eso?... Imagínate le digo si   te ve algún amigo mio en la tele, van a creer que tú…….” Y qué tiene” me responde   es un pecado acaso”?.
Tampoco había tenido idea que se  había realizado una de los zombies.  Qué zombies.  Si quieren se disfrazan para esa fiesta importada, para la Halloween…¡¡¿qué tienen que andar asustando a la gente y a los cabros chicos!!?
 Ellos tienen ganas.  Están llenos de información. Ávidos por aportar.  Tienen sueños.    Yo pertenezco todavía, sí,  lo reconozco,  a la generación que discrimina, a la que fue a ver el cometa Halley,  a la pecadora.  A la que a veces, también, tiene miedo.
  Quiero avanzar, quiero tener un poquito de ellos.  No puedo.
Ese fin de semana yo debí marchar.  Debí sumarme al grupo de Indignados.  Porque por lo que entendí, era de indignados, de indignados del alma.
Ahora pienso que debí haber ido con un tremendo cartel. 
ME INDIGNA NO SER COMO LOS JÓVENES DE HOY

(Dedicado a todos los hijos de la nueva generación, a los hijos de mis “amigos”, a esos hijos  de ustedes que tanto admiro,  a mis amados hijos)  Yiyi Uribe

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